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La regeneración


1.         La naturaleza de la regeneración.
            La regeneración es un hecho divino que imparte al creyente penitente una vida nueva y más elevada en unión con Cristo.
            El Nuevo Testamento describe la regeneración de la siguiente manera:
a.         Un nacimiento. Dios el Padre es el Procreador y el creyente es el ha sido engendrado de Dios (1Jn._5:1) "nacido del Espíritu," (Jn._3:8), y "nacido de arriba," traducción literal de Jn._3:7. Estos términos se refieren al hecho de gracia creativa que hace al creyente hijo de Dios.
b.         Una limpieza. Dios nos salvó por el "lavamiento (literalmente, baño) de la regeneración," Tit_3:5. El alma fué completamente bañada o limpiada de las inmundicias de la vieja vida, y hecha vivir en novedad de vida, una experiencia representada por el bautismo en agua. Hch._22:16.
c.         Un avivamiento. Fuimos salvos no solamente por el "lavamiento de la regeneración," sino también por la "renovación del Espíritu Santo." Tit_3:5 Compare también Col_3:10; Rm._12:2; Ef._4:23; Sal_51:10. La esencia de la regeneración es una vida nueva impartida por Dios el Padre, mediatamente por Cristo, y por la operación del Espíritu.
d.         Una creación. El que creó al hombre en el comienzo, y alentó en sus narices soplo de vida, lo recrea por la operación de su Espíritu Santo. 2Co_5:17; Ef._2:10; Gál._6:15; Ef._4:24; compare Gn._2:7. El resultado práctico es un cambio radical en la naturaleza del individuo, carácter, deseos y propósitos.
e.         Una resurrección. Rm._6:4-5; Col_2:12; Col_3:1; Ef._2:5-6. Así como Dios proporcionó vida al barro o arcilla sin vida, para que tuviera conciencia del mundo físico, así también proporciona vida al alma muerta en pecados y la hace consciente de las realidades del mundo espiritual. Este hecho de resurrección de la muerte espiritual es simbolizada en el bautismo en agua. La regeneración es "ese gran cambio que Dios opera en el alma cuando le comunica vida, a una vida de justicia." - Wesley.
            Se notará que los términos arriba expresados son simples variantes de un gran pensamiento básico de regeneración, es decir, la comunicación divina de nueva vida al alma del hombre. Y tres hechos científicos, ciertos en lo que respecta a la vida natural, también se Aplican a la vida espiritual, es decir, que viene repentinamente, Aparece misteriosamente, y se desarrolla progresivamente.
            La regeneración es una característica única en la religión del Nuevo Testamento. En las religiones paganas la permanencia o incapacidad de cambio de carácter es universalmente reconocida. Aunque estas religiones prescriben penitencias y ritos por medio de los cuales el hombre puede esperar expiar sus pecados, no hay promesa de vida y gracia para transformar. su naturaleza. La religión de Jesucristo "es la única religión que profesa tomar la naturaleza caída del hombre y regenerarla inculcando en ella la vida de Dios." Y profesa hacer esto porque el Fundador del cristianismo es una persona viviente, divina, que vive para salvar hasta lo sumo.
            No existe analogía entre la religión cristiana y pongamos por ejemplo, el budismo o la religión mahometana. Nadie, en sentido correcto, podría decir: "El que tiene a Buda, tiene la vida." (Lea 1Jn._5:12.) Quizá tenga algo que ver con la moralidad. Quizá estimule, impresione, enseñe y guíe, pero no existe nada claramente añadido al alma de aquéllos que profesan el budismo. Estas religiones quizá desarrollen al hombre natural o moral. Empero el cristianismo profesa ser algo más. Es el hombre mental o moral sumado a algo más o Alguno más.






2.         La necesidad de la regeneración.
            La entrevista de nuestro Señor con Nicodemo proporciona un hermoso fondo para el estudio de la materia arriba mencionada. Las palabras iniciales de Nicodemo apelan cierto número de emociones que se debaten en su corazón; y la declaración abrupta de nuestro Señor (vers. 3) que parece ser un cambio repentino de asunto, se explica por el hecho de que respondió al corazón del hombre, antes que a las palabras de sus labios. Las palabras iniciales de Nicodemo apelan lo siguiente: 
  1. Sed espiritual. Si el príncipe hubiera puesto en palabras el deseo de su alma, hubiera podido decir: "Cansado estoy de estos servicios sin vida en la sinagoga; yo asisto a ellos, pero salgo con tanta sed espiritual como cuando entré. ¡Ay! la gloria se ha apartado de Israel; no hay visión y el pueblo perece. Maestro, mi alma anhela la realidad. Sé poco con respecto a tu personalidad, pero tus palabras han tocado un lugar profundo en mi corazón. Tus milagros me convencen de que eres un Maestro enviado de Dios. Quisiera plegarme a tu compañía." 
  2. Falta de profundidad de convicciones. Nicodemo siente su necesidad, pero cree necesitar a un maestro, más bien que a un Salvador. A igual que la mujer samaritana, quiere el agua de vida, (Jn._4:15), pero a igual que ella, debe comprender que es un pecador que necesita limpieza y transformación. Jn._4:16-18
  3. Uno descubre en sus palabras un toque de complacencia consigo mismo, natural en una persona de su edad y posición. Le diría a Jesús: "Creo que has sido enviado a restaurar el reino de Israel, y yo he venido para aconsejarte en el plan de operaciones e instarte a que adoptes ciertos procedimientos." Con toda probabilidad dio por sentado que el ser un israelita, e hijo de Abraham, serían requisitos suficientes para convertirse o transformarse en miembro del reino de Dios.
            Respondió Jesús: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios." Hagamos la siguiente paráfrasis de las palabras: "Nicodemo, no puedes plegarte a mi compañía, de la misma manera que uno se plegaría a una organización. El pertenecer o no a mi compañía depende de la clase de vida que vivas; mi causa no es otra cosa de lo que tú piensas, y de la manera de establecerlo, enrolar ciudadanos en él, es muy distinta de lo que has estado meditando."
            Jesucristo señaló la necesidad más profunda y universal de todos los hombres: un cambio completo, radical, de toda la naturaleza del hombre. La naturaleza toda del hombre ha sido torcida por el pecado, la herencia de la Caída, y esa torcedura es reflejada en la conducta del individuo y en sus varias relaciones. Antes de poder vivir una vida que agrade a Dios, en el tiempo y la eternidad, su naturaleza debe pasar por un cambio tan radical que es en realidad el segundo nacimiento. El hombre no puede cambiarse a sí mismo; la transformación debe de proceder del cielo, de arriba.

   Jesucristo señaló la necesidad más profunda y universal de todos los hombres: un cambio completo, radical, de toda la naturaleza del hombre. La naturaleza toda del hombre ha sido torcida por el pecado, la herencia de la Caída, y esa torcedura es reflejada en la conducta del individuo y en sus varias relaciones. Antes de poder vivir una vida que agrade a Dios, en el tiempo y la eternidad, su naturaleza debe pasar por un cambio tan radical que es en realidad el segundo nacimiento. El hombre no puede cambiarse a sí mismo; la transformación debe de proceder del cielo, de arriba.
            El Señor Jesucristo no intentó explicar cómo se producía el nuevo nacimiento, pero sí explicó el porqué del asunto. "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es." La carne y el espíritu pertenecen a diferentes esferas, y la una no puede producir el otro; la naturaleza humana puede generar naturaleza humana, pero sólo el Espíritu Santo puede generar naturaleza espiritual. La naturaleza humana sólo puede producir naturaleza humana, y ninguna criatura puede elevarse más allá de su propia naturaleza. La vida espiritual no desciende del padre al hijo mediante la generación natural; desciende de Dios al hombre por medio de la generación espiritual.

El mismo principio se puede aplicar con respecto al hombre. El destino más elevado del hombre es vivir con Dios para siempre. Empero la naturaleza humana, en su condición presente, no posee la capacidad para vivir en un reino celestial. Por lo tanto, la vida celestial debe proceder de arriba, del cielo, a fin de transformar. la naturaleza del hombre y hacerla apta para vivir en ese reino.


3.         Los medios de la regeneración.
a.         Agencia divina. El Espíritu Santo es el agente especial en la regeneración, que actúa sobre la persona como para producir un cambio. Jn._3:6; Tit_3:5. Sin embargo, cada una de las personas de la Trinidad está implicada o comprendida en cada una de las operaciones divinas, aunque cada una de las personas tiene ciertos cargos que son suyos en sentido especial. De manera entonces que el Padre es preeminentemente el Creador, y sin embargo, tanto el Hijo como el Espíritu son también mencionados como aGn.tes. El Padre procrea (Stg._1:18) y a través del evangelio según Juan, el Hijo se presenta como el Dador de la vida. Lea capítulos 5 y 6.
Nótese especialmente la relación de Cristo con respecto a la regeneración del hombre. El es el Dador de vida. ¿Y de qué manera proporciona vida al hombre? Al morir por ellos, de manera que el mortal, al comer la carne de Cristo y bebe su sangre (que significa figurativamente creer en su muerte expiatoria) pueda tener vida eterna. ¿De qué manera le imparte en realidad vida al hombre? Parte de su recompensa era la prerrogativa de impartir el Espíritu Santo (compare Jn._3:3; Jn._3:13; Gál._3:13-14), y ascendió con el objeto de convertirse en la Fuente de vida espiritual (Jn._6:62) y energía. Hch._2:33. El Padre tiene vida en sí mismo (Jn._5:26); de manera que da a su Hijo para tener vida en sí mismo; el Padre es la fuente del Espíritu Santo, empero da al Hijo el poder para impartir el Espíritu Santo. De manera que el Hijo es "Espíritu vivificante," (1Co_15:45), que tiene poder no solamente para resucitar a los físicamente muertos, (Jn._5:25-26) sino también para vivificar las almas muertas de los hombres. Compare Gn._2:7; Jn._20:22; y 1Co_15:45.
b.         La preparación humana. Hablando en el sentido estricto del vocablo, el hombre no puede cooperar en el hecho de regeneración, el cual es un hecho soberano de Dios; empero tiene parte en la preparación para el nuevo nacimiento. ¿Cuál es esa preparación? El arrepentimiento y la fe.
4.         Los efectos de la regeneración.
            Los podemos agrupar bajo tres encabezamientos: relativos a posición (adopción); espirituales (unión con Dios); prácticos, (vida justa).
a.         Relativos a posición. Cuando una persona ha experimentado el cambio espiritual conocido como regeneración, se convierte en hijo de Dios y es beneficiario de todos los privilegios derivados de esa dignidad de hijos.. El Dr. Guillermo Evans escribe lo siguiente: "En la adopción el creyente, hijo ya, recibe un lugar en calidad de hijo adulto; de manera entonces que el niño se convierte en hijo, el menor se convierte en adulto." Gál._4:1-7. El vocablo "adopción," significa literalmente, "el otorgar la posición de hijos," y se refiere en el lenguaje común el traer el hombre a su casa a niños que no descienden de él.
            En el aspecto doctrinal, la adopción y la regeneración deben de distinguirse: la primera es un término legal. que indica el conferir o comunicar el privilegio correspondiente a la dignidad de hijo a uno que no es miembro de la familia; la segunda denota un cambio espiritual interno que hace a uno hijo de Dios, y participante de la naturaleza divina. Sin embargo, es difícil separar los dos en consideración a la experiencia, puesto que la regeneración y la adopción representa la doble experiencia de la dignidad de hijo.

 En el Nuevo Testamento esta dignidad común de hijo es definida por el término "hijos." ("uioi") vocablo que forma la raíz de la palabra "adopción," y a veces por la palabra "hijos." (tekna) que significa literalmente "engendrados," y la cual implica regeneración. Las dos ideas se distinguen entre sí, y no obstante se combinan en los versículos siguientes: "mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre... los cuales no son engendrados de sangre... sino de Dios." Jn._1:12-13. "Mirad cual amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados (indica adopción) hijos. de Dios (vocablo empleado para aquellos que nacen de Dios.)" 1Jn._3:1. En Rm._8:15-16 las dos ideas se combinan o armonizan: "Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos Abba, Padre. Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hiJs. de Dios."
b.         Espiritual. En virtud de su verdadera naturaleza, la regeneración implica unión espiritual con Dios y con Cristo, por medio de Espíritu Santo; y esta unión espiritual encierra habitación divina. 2Co_6:16-18; Gál._4:5-6; 1Jn._3:24; 1Jn._4:13; Gál._2:20. Esta unión resulta en un nuevo tipo de vida y carácter, descrito de varias maneras: novedad de vida (Rm._6:4); un nuevo corazón (Eze_36:26); un nuevo espíritu (Eze_11:19); un nuevo hombre (Ef._4:24); participantes de la naturaleza divina. 2Pe_1:4. El deber del creyente es mantener su contacto con Dios por varios medios de gracia y preservar y alimentar su vida espiritual.
c.         Práctica. La persona nacida de Dios demostrará ese hecho por su odio al pecado (1Jn._3:9; 1Jn._5:18) por sus obras justas (1Jn._2:29), amor fraternal (1Jn._4:7) y la victoria sobre el mundo. 1Jn._5:4.
Dos extremos deben de evitarse: primero, hacer el nivel demasiado bajo de manera que la regeneración se convierta en asunto de reforma natural; segundo, elevar el nivel demasiado alto, sin tolerancias o consideración alguna para las debilidades de los creyentes. Los nuevos convertidos, cuando aprenden a caminar en Cristo, pueden tropezar, a igual que un bebé que aprender a caminar; creyentes de más edad quizá sean tomados en falta. Juan declara que es completamente inconsecuente que uno nacido de Dios y que lLv.a la naturaleza divina viva habitualmente en el pecado (1Jn._3:9) y sin embargo, tiene cuidado de escribir: "Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo." 1Jn._2:1.
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