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El milenio

Apocalipsis 20.1-10
1Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 2Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; 3y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
4Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. 6Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. 
7Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, 8y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. 9Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. 10Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. 




Mil: quilioi (χίλιοι, 5507), mil.
Años:  etos (ἔτος, 2094) se usa: (a) para marcar un punto del tiempo en o a partir del cual tienen lugar sucesos (p.ej., Lc 3.1; las fechas se contaban frecuentemente a partir del comienzo del reinado de un monarca)


Oseas 6.2
2Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. 3Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.

Judas 14
14De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, 15para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.
Características del milenio

1.- Satanás es atado 
Ap 20:1–3 
“el abismo es un lugar subterráneo de confinamiento para Satanás y los espíritus malvados. Ver también Lc 8:31 pp Mt 8:29 pp Mr 5:7.
Satanás estará entonces atado e impedido de seducir a las naciones

2.- Un juicio determinará quiénes serán los súbditos del reino 
Apocalipsis 20.4
 vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
; cfr. Mt. 25:31–34
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

3.- Los creyentes martirizados son resucitados para reinar con Jesucristo 
Ap 20:4–6 
Aquellos que han sufrido por el evangelio recibirán su recompensa prometida. Ver también 
Ro 8:17
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 
; 2 Ti 2:11–12; Ap 2:10.
Los que han tenido parte en la primera resurrección (los «jueces» y los mártires de la tribulación), reinarán con el Señor (Ap 20:4, 6; 2:26–27; Dn. 7:27; 1 Co. 6:2–3).

4.- Este reino dura mil años (en base a la cifra seis veces repetida en Ap. 20:2–7

5.- Por fin se establece la paz en esta escena (Is. 2:2–4; 9:5–6), junto con la justicia y la igualdad (11:1–9).

6.- La presencia del Señor es manifestada de una manera gloriosa 
Isaías 11.10
10Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa. Isaías 24:21–23;Isaías 11.6-9
6Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.

7.-Los súbditos del reino conocen una gran longevidad y una inmensa prosperidad 
Isaías 65:20 
No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.)
Isaías 65:18–25 
Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. 24Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová. 

8.- Con todo, el Señor rige con cetro de hierro: el mal no es ya más pasado por alto en paciencia, y los que pecan abiertamente mueren, alcanzados por la maldición 

Isaías11:4
sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.

9.-  Los judíos convertidos vienen a ser los misioneros en toda la tierra (Isaías 66:18–20). 

10.- El final del milenio es frustrante. ¿A qué se debe que Satanás sea desatado? 
(Ap 20:3, 7–9): Es para que los súbditos de este reino de bendición, pero autoritario, puedan decidirse libremente por o en contra de Dios (de la misma manera que todas las criaturas, humanas y celestiales, han sido tentadas antes que ellos). La lamentable elección de muchos de ellos muestra que el malvado corazón del hombre caído no se mejora en mil años de bendición, de prosperidad y paz. Después de esta exhibición de rebelión y del castigo divino, la tierra y los cielos actuales son destruidos para dar lugar al estado eterno (20:11; 21:1).

11.- El milenio será una época de oro en la tierra
Is 2:2–4
2Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. 3Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 4Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. 

Mi 4:1–3
1Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. 2Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 3Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. 4Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.
5Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre. 

 El AT anticipa un período de paz universal y prosperidad sobre la tierra. Ambos, pre y postmilenialistas ven esto como una referencia al futuro reinado de Cristo sobre la tierra. Ver también Is 11:6–9; 51:4–5; 65:25

12.- Liberación de Satanás y su caída final Ap 20:7–10 Ver también Ez 38:1–4,15–16,18–22; 39:2–5; Zac 14:2; Ro 16:20

¿Nos nacerán niños en el Milenio?

Antes de la Gran Tribulación, mejor dicho, alrededor de los días de la firma o de la "confirmación" de un Tratado de Paz entre "Israel y muchas naciones" (Daniel 9:27), ocurrirá el Rapto de la Iglesia.
Todos los hombres justos de la historia que hayan muerto esperando la redención de Cristo y los que estemos vivos en ese momento, seremos llevados al cielo y durante algún momento durante los próximos 7 años en el cielo ocurrirá lo que se llama el Juicio ante el Tribunal de Cristo (Ver más sobre este Juicio).
Los que participaremos en este juicio no estaremos allí para ser condenados, sino para recibir coronas y diademas por nuestras obras, pero todos los que estemos allí ya seremos salvos (¡por alguna razón fuimos raptados!). A partir de este momento, a partir de la ocurrencia misma del Rapto, en ese "abrir y cerrar de ojos", cuando A NOSOTROS LOS SALVOS, se nos den "cuerpos vestidos de inmortalidad" (1 Corintios 15:50-54), ya nosotros no tendremos interés alguno en el sexo ni tendremos la capacidad de reproducirnos. (Mateo 22:30)

¿A quienes se refiere Isaías 65:23?

La confusión sobre a quienes se refiere Isaías 65:23 viene cuando olvidamos que muchos, de hecho, millones, no serán raptados y se quedarán en la tierra a pasar "la ira que ha de venir" por 7 largos años.
Debido a laBatallas de Armagedón, debido al Asteroide que caerá sobre la tierra, y debido a las numerosas plagas que Dios enviará sobre la tierra, una inmensa mayoría de los pobladores que se queden en la tierra, morirán irremisiblemente.
Sin embargo, muchos de estos pobladores sobrevivirán la Gran Tribulación y a estos yo les he bautizado como los que se "colarán en el Milenio". Es para gobernar a estos que Cristo regresará al final de la Gran Tribulación. Es para mostrar a estos (aún no salvos ni convertidos en Hijos de Dios a través del Nuevo Nacimiento) cómo se gobierna con justicia verdadera que Jesucristo vendrá a instaurar su reino en Jerusalén. 

¿Y qué pasará con nosotros, los que fuimos arrebatados?

Nosotros seremos los que asistiremos a Cristo en su gobierno en al tierra.
«Vino el Señor con sus santas decenas de millares (¡los que fuimos raptados 7 años antes!), para hacer juicio contra todos y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él» Judas 1:14-15

¿Quiere decir que los arrebatados no tendremos hijos en el Milenio?

Eso no lo digo yo, sino Jesús:

"...porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en los cielos" Marcos 12:25
"Los hijos de este siglo se casan y se dan en casamiento, pero los que son tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo (El Milenio) y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni se dan en casamiento, porque ya no pueden morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección..." Lucas 20:34-36
Está claro que los cristianos que seamos raptados y que regresemos con Cristo a gobernar junto a Él en el Milenio, ni nos casaremos ni tendremos hijos. El sexo ya no será importante ni la reproducción necesaria.

¿Por qué a los demás habitantes del Milenio se les permitirá tener hijos?

Porque por esos mil años, ellos todavía seguirán viviendo aquí en la tierra sujetos a las leyes físicas normales de la Creación. ¡Pero nosotros no! Nosotros seremos capaces de traspasar paredes, transportarnos de un lugar a otro en un abrir y cerrar de ojos, de ir al cielo y de bajar a la tierra, de hacer cosas sobrehumanas (como las que hizo Jesús con su cuerpo resucitado), que ahora solamente los ángeles de Dios pueden hacer, pero que una vez seamos arrebatados, nosotros tendremos la capacidad de los ángeles, ya que "no pueden morir, pues seremos iguales a ellos, y son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección..." Lucas 20:36

"No trabajarán en vano ni darán a luz para maldición, porque son linaje de los benditos de Jehová, ellos mismos y también sus descendientes." Isaías 65:23
Pero los demás habitantes, a esos que nosotros juzgaremos y gobernaremos durante el Milenio (Ver Judas 1:14-15) seguirán casándose y teniendo hijos. De hecho, también morirán. Pero morirán de muchos años. Y cuando mueran... sí, habrá otra resurrección al final de Milenio, en el que serán tentados por Satanás, quien será liberado con el fin único de tentarlos, para que ellos tomen la decisión que usted y yo, quienes seremos raptados, ya tomamos antes de la Gran Tribulación: "Confesar a Cristo como nuestro Señor y Salvador".

No habrá más allí niño que muera de pocos días ni viejo que sus días no cumpla, sino que el niño morirá de cien años y el pecador (¿Ven? Estos todavía no han sido redimidos) de cien años será maldito. Edificarán casas y morarán en ellas; plantarán viñas y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. Isaías 65:20
Dios no quiere gente que esté con Él de manera obligada. Todos los que pasarán la eternidad con Dios han sido probados, desde los ángeles hasta los que seremos raptados, hasta los que se "cuelen" en el Milenio. ¡Todos serán probados! 

Dice la Biblia que miles de esos que se "colaron" en el Milenio o de los que nacieron en el Milenio y aún así decidieron unirse en esa última insurrección contra Cristo, serán lanzados en el Lago de Fuego y a partir de ahí, todos los que decidan quedarse con Jesús, entonces serán proveídos de cuerpos y habilidades como las que nos fueron dadas a los raptados al principio de la Gran Tribulación, una vez nos fuimos al cielo. A partir de ese momento, no habrá más tentación, la tierra vieja donde pasamos el Milenio será destruida, una tierra nueva será creada y la Nueva Jerusalén bajará desde el cielo y pasaremos la eternidad viajando y conviviendo entre el Tercer Cielo, la Nueva Jerusalén y la Nueva Tierra.

El lobo y el cordero serán apacentados juntos; el león comerá paja como el buey y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán ni harán mal en todo mi santo monte». Jehová lo ha dicho. Isaías 65:25

2 Pedro 3.7
pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. 8Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.

COMENTARIO.

«El día del Señor» (v. 10) es, pues, según lo que acabamos de decir equivalente al día de Jehová, tan repetidamente mencionado en los profetas, como puede verse en una buena Concordancia («día de Jehová», en las que hasta la fecha tenemos en castellano). En el Nuevo Testamento aparece, como aquí, bajo el nombre de día del Señor, ya que, en los LXX, el nombre sagrado de Jehová aparece como ho Kúrios, debido ya a un falso concepto de reverencia (v. Hch. 2:20; 1 Co. 1:8; 1 Ts. 5:2; 2 Ts. 2:2 y Ap. 1:10, además de aquí). Dice Ryrie, en nota al ya citado lugar de 1 Tesalonicenses 5:2: «El día del Señor. Un extenso período de tiempo, que comienza con la tribulación (la Gran Tribulación. El paréntesis es mío) e incluye los acontecimientos de la Segunda Venida de Cristo y el reino milenario en la tierra. Comenzará cuando no se le espere (como ladrón en la noche)». La misma frase de 1 Tesalonicenses 5:2 es repetida por Pedro aquí, pero sin lo de «en la noche», que carece de todo apoyo en los MSS y es casi increíble que tal glosa (tomada de 1 Ts. 5:2) entrase en el Texto Recibido del Nuevo Testamento, de donde lo tomaron Reina y Valera. La idea y la admonición estuvieron ya en los labios de Jesús, como puede verse en Mateo 24:43, 44; Lucas 12:39, 40, a cuyo comentario remitimos al lector.
El resto del versículo 10 está dedicado a describir la gran conflagración que llega ya a incluirse en el día de Dios (comp. con el v. 12), aunque este último comienza propiamente el día del Juicio Final y se perpetuará por toda la eternidad (v. Ap. 21:1). Los detalles de esta conflagración final son expuestos por Pedro de la manera siguiente:
(A) «Entonces desaparecerán (lit. pasarán) los cielos con fragoroso estruendo» (comp. con Mt. 24:35; Mr. 13:31; Ap. 21:1). La metáfora se ve ya, aumentada con otras—la del vestido que se muda y la del pergamino que se enrolla—, en Salmos 102:26 y en Isaías 34:4; de este último lugar la toma Juan en Apocalipsis 6:14. Aquí se añade que los cielos pasarán, se desleirán o desintegrarán (lit. se soltarán o desatarán) con fragoroso estruendo, esto es, probablemente, «como el ruido del crepitar de las llamas». No se puede menos de pensar en el fragor producido por la fisión (y la subsiguiente fusión) de la bomba atómica. ¿Será ésta la «rúbrica» que Dios pondrá a una futura guerra nuclear? No me parece probable, pues ya no quedarán malvados después de la batalla de Gog y Magog, tras de la que leemos en Apocalipsis 20:9b: «y de parte de Dios (Él es el que pondrá fin al mundo, no los hombres) descendió fuego del cielo y los consumió» (comp. con Ap. 21:1b).
(B) «Los elementos serán destruidos por el fuego» (v. 10c). Discuten los autores si los elementos (gr. stoikheía, vocablo ya visto en otros lugares—Gá. 4:3, 9; Col. 2:8, 20; He. 5:12—, aunque con distinto significado) son los componentes (cuatro) del mundo o los astros. En el versículo 12 se dice de estos mismos elementos que se fundirán (gr. téketai) y la opinión más probable sostiene que se refiere a los astros. ¿A qué astros? Con toda probabilidad, a los que componen nuestro sistema planetario.«La destrucción del primer cielo y de la primera tierra, a la que se refiere Pedro (2 P. 3:10–13), y que es, en realidad, una profunda transformación mediante el fuego, no tiene por qué afectar a todo el Universo, sino sólo a este planeta que habitamos, al cielo atmosférico y, con toda probabilidad, a nuestro sistema planetario e, incluso, a la constelación en la que dicho sistema se mueve». Como se puede ver por esta cita, mi opinión personal, contra la de gran número de autores, es que los primeros cielo y tierra no serán aniquilados, reducidos a la nada, sino totalmente transformados por la drástica purificación que el fuego de la conflagración llevará a cabo. Siendo «fuego de Dios», no dejará residuos de contaminación atmosférica.
(C) La última frase del versículo 10 no es fácil de traducir, ya que los MSS más importantes dicen heurethésetai, será hallada. Para obviar la dificultad, parece que algún copista intercaló un oukh (no). En otros códices, dicho verbo es sustituido por katakaésontai (serán quemadas del todo), de donde lo tomaron nuestras versiones, conforme al Texto llamado «Recibido». Como puede verse en la NVI castellana, cuya traducción aparece al comienzo de esta sección, hemos adoptado la lectura mejor atestiguada («será hallada»), aunque matizada libremente para dar mejor el sentido: «la tierra, con todo lo que en ella se contiene, QUEDARÁ DESOLADA». La edición inglesa de dicha versión dice: the earth and everything in it will be laid bare, esto es, «la tierra, y todo (lo que hay) en ella, QUEDARÁ AL DESNUDO», es decir, AL DESCUBIERTO. La idea parece ser que volverá al caos de donde salió en la primera creación (Gn. 1:2).
A la vista de este descomunal cataclismo, Pedro hace ver a sus lectores (v. 11) que la caducidad de este mundo es un nuevo motivo para levantar los ojos hacia las cosas eternas y, por tanto, para vivir santamente: «Puesto que todo ha de ser destruido de esta manera, ¿qué clase de gente (gr. potapoús. Lit. ¿De qué calidad y de qué país?—es el mismo vocablo de 1 Jn. 3:1—) deberíais ser vosotros? Deberíais vivir una vida santa y piadosa …», apartada de todo lo profano y dedicada a Dios. El original dice textualmente: «existir (gr. hupárkhein, el mismo verbo de Fil. 2:6 “… existiendo en forma de Dios”) en conductas (maneras de comportarse) santas y piadosas».

Del versículo 12, sólo nos queda analizar las dos primeras frases: «… aguardando con expectación el día de Dios y acelerando su advenimiento» (NVI). Comoquiera que el primer verbo—«aguardando con expectación» (gr. prosdokóntas, en participio de presente continuo)—podría dar la impresión de una espera meramente pasiva, el autor sagrado añade otro verbo de sentido eminentemente activo: «acelerando» o «apresurando» (gr. speúdontas, también en participio de presente) su advenimiento (el del día de Dios). ¿Significa esto que nosotros podemos adelantar el día que Dios tiene prefijado? Si lo tomamos en sentido absoluto, no. Pero hemos de tener en cuenta que tanto las acciones (v. 1 S. 15:35, por ej.) como las oraciones (v. Éx. 32:14) de los hombres son incorporadas por Dios, en su presciencia eterna, a sus planes eternos, para su cumplimiento en el tiempo. Con una vida santa podemos adelantar la Segunda Venida, de la misma manera que son, en realidad, las vidas impenitentes las que la retrasan (v. 9b).

En contraste con la caducidad del mundo, puesta de relieve, una vez más, en la segunda parte del versículo 12, el versículo 13 se abre de forma consoladora con ese «pero» que da un nuevo giro a la secuencia que el autor sagrado desarrolla ante nuestros ojos. El original no tiene la adversativa fuerte allá, sino la suave de, pero el contraste es el mismo: «Pero, conforme a su promesa, nosotros esperamos unos nuevos cielos y una nueva tierra, donde tenga su morada la rectitud» (NVI).
(A) Dice R. Franco: «La destrucción del mundo presente, en el sentido limitado que hemos explicado en los versículos 7 y 10, es únicamente el elemento negativo del día del Señor». Efectivamente, hay un elemento, no sólo positivo, sino de carácter eterno, en los nuevos cielos y en la nueva tierra que esperamos. Esta esperanza no avergüenza porque está fundada en la promesa (gr. epánguelma, en sentido concreto, objetivo, como lo da a entender el sufijo ma), que no puede fracasar, de Dios («SU promesa»). Esta promesa se halla ya en Isaías 65:17; 66:22, y convendrá que el lector lea el comentario a dichos lugares, a fin de aclarar ideas. «Nosotros, pues—viene a decir Pedro—, no somos como los burladores sarcásticos que se mofan de la promesa de la Venida del Señor (v. 4), sino que creemos firmemente esa promesa, como también creemos la promesa de que, después de dicha Venida, habrá unos nuevos cielos y una nueva tierra.
(B) También el Nuevo Testamento nos ofrece otros textos que nos confirman en lo que ya le había sido revelado a Isaías en los lugares citados. Así, el Señor Jesús, en Mateo 19:28, habla de un «nuevo nacimiento (gr. palinguenesía) de todas las cosas». También Pablo habla, en Romanos 8:21, de la esperanza que tenemos de que la creación misma «será libertada de la servidumbre del deterioro e introducida en la gloriosa libertad de los hijos de Dios». Esto podría darnos a entender que Pedro, en el versículo 13, se refiere, no sólo a los lugares citados de Isaías, sino también a la misma predicación del Señor Jesucristo y de los apóstoles acerca de los acontecimientos de los últimos días y de la condición eterna del nuevo mundo que ha de sustituir al actual.

(C) El autor sagrado pone de relieve que, en estos nuevos cielos y en esta nueva tierra, ha de tener su morada la rectitud (lit. la justicia. Gr. dikaiosúne). Al citar Isaías 32:16–18, R. Pedro (vv. 13, 14) hace lo mismo que Isaías, quien «asocia la justicia con la paz». Volveremos sobre esta consideración en el comentario al versículo 14. En el nuevo mundo, no tendrán cabida los malvados, por lo cual el reino eterno será un reino de justicia y de paz.
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