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La navidad

Lo que llamamos "Navidad" es el resultado de una mezcla de tradiciones paganas muy coloridas e interesantes.
Para empezar, en los albores de la era cristiana nadie estaba seguro de la fecha en que había nacido Jesús. Era evidente que en diciembre y enero se daban -y se dan- las temperaturas más bajas (hasta 0,1 bajo cero, en grados Celsius) y las precipitaciones más altas (hasta 187 milímetros), de tal manera que resultaba imposible que los pastores durmieran a cielo descubierto mientras cuidaban el ganado, según escribió San Lucas -médico sirio convertido al cristianismo muchos años después de la desaparición de Jesús-, pues durante esta época, incluido febrero, hombres y ganado pernoctaban bajo techo. Era entonces absurdo que el censo de población -decretado por Quirino, gobernador de Siria - se llevara a cabo durante estas fechas, en medio del frío, la lluvia, y los caminos anegados y resbaladizos que harían imposible la caminata a sus lugares de origen, como es el caso de José y María.



Así pues, se comenzó a especular con las fechas: 16 o 20 de mayo, 9, 19 o 20 de abril, 29 de marzo o 29 de septiembre… hasta que en el año 334 el Papa Julio I dictaminó que Jesús había nacido el 25 de diciembre, y punto. No era fecha escogida al azar pues -como nos indica Desmond Morris en Tradiciones de Navidad- coincidía con las festividades que se realizaban en muchos de los desplazamientos de peregrinos durante el Solsticio de Invierno: las ceremonias vikingas en honor de Odín, las Saturnalias romanas, el nacimiento del dios Indoiraní Mithra, etc. De ahí que el nacimiento del Jesús El Cristo haya sido fácilmente asimilado al retorno del sol, al regreso de la luz.
Todo parece indicar que Jesús nació 6 años antes de su supuesto nacimiento, pues los censos se llevaban a cabo cada 14 años y el último había sido en el 20 AC.
Otro elemento pagano de la navidad es el árbol, ya que como hemos visto anteriormente, muchos pueblos les rendían culto a un puñado de árboles considerados sagrados por distintos motivos. El más común, desde Grecia hasta Noruega era el roble, pero con el devenir del cristianismo se cambió el inconmovible roble por el abeto pues, según los misioneros, la forma triangular de la enramada correspondía al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este tres mágico caló muy bien en todas partes ya que era un número venerado por muchos pueblos miles de años antes de la venida de Jesús, y de esta manera bastante singular se impuso el abeto y con el correr de los siglos el pino.
Y ya que estamos en el tema de los árboles, durante esta fecha se había convertido en una costumbre milenaria el adornarlos con piedras pintadas y telas de colores, con el doble propósito de "vestir" a los árboles que se habían quedado "desnudos" tras el otoño, esto es sin su respectivo "espíritu", y por otro lado lograr que el "espíritu" que había escapado de los árboles regresara a dar sus frutos en primavera, como efectivamente sucedía para regocijo de todos.
Otro elemento pagano es, por supuesto, Papá Noel, que en un principio se trataba del Abuelo Invierno al que los vikingos agasajaban para que fuera benévolo, y llegado el momento, partiera sin resentimiento para dar paso a la nueva vida. Una vez cristianizados y, siguiendo la costumbre vikinga, los bretones los denominaron Viejo Padre Navidad: uno de ellos se disfrazaba del personaje y con gran alegría el pueblo le ofrecía de comer y de beber en abundancia hasta su partida.
Con el tiempo, el Padre Invierno o Papá Noel, se confundió con San Nicolás, un hombre sumamente rico nacido en lo que hoy es Turquía y famoso por su generosidad con los más pobres, en especial con los niños. Resulta que aquel hombre que se transformó en obispo, y más tarde en santo, los holandeses le tomaron particular cariño y lo llamaron en su lengua Sinter Klaas (San Nicolás), y con este nombre pasó a América, más específicamente a Nueva Ámsterdam, que luego los ingleses rebautizaron como Nueva York. Con el tiempo y las aguas navideñas, Sinter Klaas se transformó en el famoso Santa Claus (Jo Jo Jo), es decir: Papá Noel, esto es, en el Padre Invierno.
Y a propósito de este personaje, los lapones constataban cómo cada vez que estaba por llegar el (Padre) invierno, los renos empezaban a bajar en manadas desde las montañas hasta los valles menos azotados por los vientos gélidos. Sabedor de esta leyenda -o al menos así lo supone Desmond Morris-, el poeta Clement Moore incorporó a los renos a su famoso poema "Una visita de San Nicolás", allá por 1824. Desde entonces los renos han precedido el carruaje de Papá Noel, y se teme que Rodolfo el reno, que tiene la nariz roja como un tomate, es parte del séquito.
Por su parte los americanos contribuimos a la Navidad con el pavo -del que los aztecas tenían grandes criaderos- que fue introducido en Inglaterra por David Strickland, razón por la cual obtuvo el derecho a poner como centro de su escudo familiar un pavo macho. Sin embargo, durante años -confundiendo el pavo de América con la gallina de Guinea- se creyó que habían sido los turcos quienes habían introducido el pavo en Inglaterra, de ahí su nombre en inglés: turckey (turco).
Al parecer, lo único verdaderamente cristiano de la Navidad es Jesús "El Cristo", y el pesebre, que fue incorporado por San Francisco, con animales vivos y personajes disfrazados, en el año 1224, para imitar la forma en que se celebraba la Navidad en Tierra Santa. Desde esa fecha, muchas casas nobles de Europa empezaron a competir entre ellas para diseñar el mejor pesebre cada año, hasta llegar a excesos verdaderamente surrealistas. Luego, esta costumbre se trasladó a América en donde se incorporaron figurillas de alpacas, cóndores, tapires y caimanes, amén de indios pastores, ángeles negros, ídolos precolombinos, así como chamanes amazónicos o emperadores incas en sustitución de algún Rey Mago, por lo general Gaspar.
A propósito de esto último, Melchor (soberano persa), Gaspar (rey de la India) y Baltasar (jeque de Arabia), fueron "interpretados" por el ecumenismo de la Edad Media, como Melchor (europeo: a caballo), Gaspar (asiático: sobre un camello) y Baltasar (africano: a lomo de elefante) con el propósito de que "cada rey representara a una parte de la Tierra hasta entonces conocida", según señala el antropólogo Segundo Moreno. 
De esta manera queda demostrado cómo la Navidad, fiesta especialmente diseñada para ser disfrutada por los niños, es una verdadera mezcolanza de tradiciones, mitos y ceremonias paganas.
El árbol de navidad (2)
Con las dos noches de Navidad y de la Epifanía, con el Niño y con los Reyes Magos, se hallan relacionadas toda una serie de tradiciones folklóricas Dicho complejo festivo se apoya a un tiempo en el nacimiento del Dios-Hombre en el solsticio invernal (debe recordarse que todas estas tradiciones son originarias del hemisferio norte) y el comienzo del nuevo año con arreglo al calendario Juliano- Gregoriano.
A la cabeza de las demás tradiciones convendría hablar en primera instancia del árbol de navidad. Dicho árbol, en los últimos decenios, se ha "laicizado" pasando a formar parte del conjunto de usos navideños, ligados al consumismo y como imitación del american way of life (estilo de vida norteamericano). Sus orígenes son germánicos y tiene un significado de retorno, está vinculado a la imagen de seguridad y opulencia de América, vista a través de los ojos de los inmigrantes o a través de filmes ligeros, que USA vertió en kilómetros de celuloide sobre Europa, durante la post-guerra, junto con los paquetes-donativo del Plan Marshall (algo semejante a las cajas de PAN - Plan de Asistencia Nacional - que hace unos años se repartieron en la Argentina). Incluso en la Plaza Roja de Moscú, durante el periodo Soviético, se adornaba con inocuos árboles de Navidad y nadie pensaba entonces que ello podría constituir propaganda "reaccionaria" del nacimiento del Sol-Niño, en la fría noche solsticial. Obviamente ahora con el capitalismo-consumismo se ha acentuado en la plaza que se sigue llamando igual (KRASNAIA significa Rojo o Hermoso). 
En el plano histórico, no se remonta a demasiado tiempo atrás, aunque la leyenda alemana quiera relacionarlo con Martín Lutero, quien regresando a Wittenberg, una silenciosa y fría noche de vigilia, quiso recrear, adornando con pequeñas velas un abeto doméstico, la impresión fabulosa que tuvo al observar los Árboles helados del bosque que resplandecían bajo la luz de las estrellas... quizá haya sido un intento de la iglesia alemana reformada por conservar una costumbre pagana, viva en el pueblo, atribuyéndole un carácter cristiano. 
La costumbre se arraigo en Alemania y los países escandinavos en los siglos XVI y XVII, de allí paso a Inglaterra: primero fueron los soberanos de la casa de Hannóver, Jorge III (y sobre todo su esposa Carlota), y más tarde el Príncipe Consorte Alberto de Sajonia-Coburgo, celebre marido de la reina Victoria. Cabe pensar que el abeto decorado en los hogares, podría considerarse, en cierto sentido, como una prueba de fidelidad monárquica. 
En USA es más antiguo, data de la época de la Guerra de la Independencia y se relaciona con los mercenarios asiáticos que militaban en las filas de los ingleses, pero el dato más preciso lo tenemos con la existencia de la costumbre entre los colonos alemanes de Pensilvania. En general, con respecto al Árbol de Navidad se evoca un indiferenciado trasfondo dentrolatico europeo y en ello se pone de manifiesto que otras especies vegetales comparten el honor de ser consideradas de buen augurio: el abeto (siempre verde) es símbolo de inmortalidad, pero junto con este, se sigue usando el muérdago, la antigua planta de los druidas y de la tradición nórdica y en las zonas rurales italianas se quema el "raigon" un tronco grueso, relacionado con la idea de consumirse el sol solsticial, pero cuya ceniza, conservada, se le atribuye virtudes arcanas (considérese que las cenizas son "fertilizantes") En Inglaterra abeto, muérdago, madreselva, o en su sustitución el laurel o el enebro. 
Todo apunta a la sacralización de la vegetación por lo que debemos relacionar el Árbol de Navidad con los cultos paganos de adoración Arbóreo-Vegetal y se presenta también sobre todo en Europa en otras épocas del año como por ejemplo al comienzo de la primavera, en Mayo, ha sido por otra parte la respuesta cristiano-tradicionalista a los ritos Jacobinos del Árbol de la Libertad, a su vez implantados a imitación del folklórico Árbol de Mayo. 
Se puede plantear la pregunta hasta que punto el árbol del solsticio sea un símbolo puramente vegetal o también cósmico: el árbol del mundo, sobre todo en la forma que viene representado en el fresno yggdrasil, senda y escalera entre las tres regiones cósmicas del cielo, la tierra y la ultratumba, el fresno del cual estuvo suspendido Odín durante sus nueve días iniciáticos y a través de su muerte y resurrección consiguió alcanzar la sabiduría contenida en las runas mágicas. 
En cuestión de arquetipos, nadie podría decirnos que sea casual, que un símbolo como el árbol se haya impuesto tan profundamente en el seno del cristianismo. En el génesis (bereshit) se menciona el Árbol de la sabiduría situado en el centro de Edén, símbolo central del pacto entre Dios y el hombre; El Árbol de Acvattaha (c con cedilla) de los Hindúes; el árbol paradisíaco haoma de los Persas; El árbol de las manzanas áureas de Jardín de la Hespérides; El árbol del Vellocino de Oro de Jason; en el Nuevo Testamento se da un correlativo del árbol del Edén y es el Árbol de la Cruz, según la medieval Legenda Crucis, esta habría sido hecha con la madera del primero. Desde un plano propiamente mitológico-religioso no puede decirse que sea un azar que un árbol sea el protagonista de la fiesta de Navidad.
En la Tradición de la Kabalá (esto es una redundancia necesaria, Kabalá en hebreo significa tradición) en el Árbol de los Shefirot residen los valores de la sabiduría y el poder. Tanto en la tradición Védica el árbol de Açvatta, el árbol esta invertido, como en el del Purgatorio de Dante, lo que simboliza que en el Cielo está su alimento.
Curiosidades de la Navidad
* Las tarjetas navideñas fueron inventadas por sir Henry Cole, quien en el año 1843 encargó a un amigo pintor que le dibujara y pintara una escena navideña, que luego mandaría a reproducir en una imprenta, para después escribirle unos breves deseos de felicidad y firmarlas y enviarlas a los amigos y familiares. 
* Los villancicos son cantos que se entonan en Navidad para celebrar el nacimiento del Niño Jesús. Esta costumbre tiene su origen en la edad media y se mantiene en recuerdo de los muchos profetas que anunciaban el nacimiento del Salvador.
* La tradición de poner el Belén (pesebre) se remonta al año 1223, en la Navidad de una villa italiana. San Francisco de Asís reunió a los vecinos de Grecio para celebrar la misa de medianoche. En derredor de un pesebre, con la figura del Niño Jesús, moldeado por las manos de San Francisco, se cantaron alabanzas al Misterio del Nacimiento; en el momento más solemne de la misa, aquella figura inmóvil adquirió vida, sonrió y extendió sus brazos hacia el Santo de Asís. El milagro se había producido ante la vista de todos, y desde entonces la fama de los "Nacimientos" y su costumbre se extendió por todo el mundo.

* ¿Por qué se llama «Misa del Gallo» la misa que se celebra el 24 de diciembre como término de la vigilia de Navidad? Porque esa misa solía caer «ad galli cantus» al canto del gallo, de donde le quedó su sugestivo nombre que nada tiene que ver con el hecho de que en algunos países acostumbraran comer gallo al horno en la cena de Nochebuena.
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